Sólo para mujeres

Sí, sólo lo pueden leer mujeres porque no se trata de que todo el mundo se entere de la naturaleza y forma de mi ropa interior. De hecho, tal vez no es el foro para contar esto, PE RO es tan bienpenosísimo que debo sacarlo de mi ronco pecho.

Pues bueno, empezamos con que hoy tenía que ir al doctor. Había tanto tantísimo tráfico que me tuve que quedar sola como un bodoque antisocial en el Hospital Ángeles a comer. Hace como.... 25 años que no comía sola en un lugar público. O sea NUNCA. Pensé que iba a ser bienhorripilantísimo, pero mi naturaleza metiche me facilitó la tarea. Así que me concentré en todos los comensales y en los meseros y en sus historias de vida que parecían tener tatuadas en la frente. Y lo que ahí pasó, será motivo de otro post. Ahora vayamos directamente al consultorio del Dr. Rivera.

Cabe mencionar que si bien es del tipo petite, el Dr. Rivera es guapo, muy guapo. Tiene ese aire mesiáncio que tienen algunos doctores. Una actitud de apacibilidad contagiosa, voz serena y mirada elegante. Sonrisa espontánea que se escapa de vez en cuando sólo para recordar que sí es un ser humano y no una figura etérea. Pues bueno... ya se me había olvidado en lo que consistía la consulta con él. Encuérate y ponte esta batita... ¿Perrrrrrrrrdon? O sea, no es como que sea mi ginecólogo, es mi endocrinólogo. Y bueno, pues ahí me tienen dándome cuenta de que mi ropa interior parecía como la última herramienta de un ama de casa para meter a su marido de hace 20 años a la cama. Ya sabrán, tanga de encaje negro y brassiere ad hoc, todo de la colección "very sexy" o alguna mafufada así de Victoria's Secret. DE OSO. Entonces el doctor empieza a estrujarme con una tranquilidad ceremoniosa y yo disfrazada de stripper mientras él deslizaba sus manos en mi abdomen y en mi espalda y colocaba la madre esa para oir el corazón en mi pecho. No saben qué manera de sentir vergüenza. No lo recomiendo, por más fantasiosa que pudiera sonar la situación. "Bueno, por lo menos la ropa interior combinaba", dijo Sas... y sí, de los males el menor. Pero la próxima vez juro que me llevo unos calzones de abuelita, digo, por lo menos para que no crea que tengo taquicardia.