Sin dedicatoria
Dice que me quiere. Le creo. Cabrón. Dice que me quiere. No le creo. Cabrón... ¿Por qué me aferro, entonces, a sus palabras? Porque no puedo aferrarme a él.
Nos aferramos siempre a las palabras. Las disfrutamos, las sufrimos, las entonamos una y otra vez hasta que pierden el significado, las masticamos, las vomitamos, las interpretamos. Se nos olvida que son prestadas, que no sirven de nada si nadie las dice.
Dice que me quiere. Le creo. Cabrón. Dice que me quiere. No le creo. Cabrón...¿Por qué me aferro, entonces, a sus palabras? Porque no puedo aferrarme a él.
Nos aferramos siempre a las palabras. Las disfrutamos, las sufrimos, las entonamos una y otra vez hasta que pierden el significado, las masticamos, las vomitamos, las interpretamos. Se nos olvida que son prestadas, que no sirven de nada si nadie las dice.
Dice que me quiere. Le creo. Cabrón. Dice que me quiere. No le creo. Cabrón...¿Por qué me aferro, entonces, a sus palabras? Porque no puedo aferrarme a él.
posted by Yo at 12:56 AM
8 Comments:
Las palabras como instrumento- como dinero para comprar regalos, o para comprar maldiciones (seguro hay un mercado negro donde se vendan más baratas).
yo se que YO es enemiga del plagio - pero no se quién escribió esto (ahí luego lo busco, para corregir mi falta):
Stick and stones are hard on bones.
Aimed with angy art, word can hurt like anything.
Silence breaks the heart.
El punto es que sí. Mis hombres (otra vez la burra al trigo...) no usan palabras. Usan la ausencia de estas para decirme que me quieren - de dejarme con la duda... La indiferencia. La cabrona.
Ya vengo a opinar después de tu sentido reclamo. No es excusa ni justificación pero simplemente estaba esperando a una buena oportunidad para hacerlo.
Igual que las palabras dichas, las letras escritas son prestadas y tampoco sirven si no se leen. Lo bueno de las palabras escritas es que ahí se quedan para siempre, ya un millón de veces se ha dicho que a las otras se las lleva el viento...
Ahora, quizá no te aferras al cabrón porque en el fondo sólo dice palabras... quizá haría falta, como tú dices, que dejara de hablar con la boca y lo hiciera de otra forma. No hay nada más contundente y convincente que dejar la verborrea de lado.
Tiene toda la razón usted, amenazzante y queridísimo amigo, pero con la verborrea dejada un lado, ¿qué demonios hacemos con nuestro tiempos los estúpidos románticos empedernidos? ¿Complots para matar a Bushes y Binladens? ¿Llorar hasta secarnos? ¿Cantar nuestras penas en Estrellas de los 90 o en Saturday Night Live?
Yo sin la verborrea soy nada. Quizá poco menos que alguien que quiere, lo dice y además, aunque le cueste aceptarlo, también es un cabrón.
Y que a estas palabras también se las lleve el viento,
palabras putas,
palabras necias,
palabras...
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Sof: Por desgracia, same m.o. over here
Amenazza: ¡Oh! Pero vaya que es usted un tipo suspicaz, o yo una tipa my transparente (¿me estaré volviendo 4-fantástica?)
Chewy: No me vengas...Y ya sabes lo que pienso respecto a "Te voy a mentir, te voy a abandonar y, además, soy un cabrón". No sea coqueto!
desaférrate de la palabra "aferrarse" y todos sus derivados.
En palabras de Hitch (que se supone tiene una investigación psicológica para sustentar cosas como lo que sigue): 60% of all human communication is nonverbal. Body language. 30% is your tone. That means that 90% of what you're saying, ain't coming out of your mouth.
Pero las palabras son y no son. Las disfrutas y las sufrimos. Vaya para caer en un lugar común: es una paradoja -parajoda para algunos- que disfrutamos. Tal, parece ser, la condición humana.
¡Ah chirrión..! se puso buena la comentiza...
No me gustaría caer en un debate con mi querido amigo, ahora bautizado como Chewey... Sé que eres romántico empedernido y más allá, estás enamorado del amor.
Pero diré algo contundente: el amor no es verborrea. Lo demás sí que lo es...
Entonces... con la verborrea de lado, habrá que disponerse a vivir el amor a full. Todo a full... ¡como siempre! (en ese sentido, mi querida Yo, no me considero suspicaz, sino objetivo. Consejo: nunca me pidas consejo en temas amorosos, suelo decir lo que la gente no espera escuchar).
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