Tres cosas que contar:

1.- Las hormonas apestan. En serio. Y fíjense que yo nunca soy de las que se ponen a llorar si les hablan feo, ni a gritar porque les hablan bonito. Es más, siempre me había parecido una exageración eso del SPM, hasta que me pasó a mí y vino a callarme mi gran bocota. Una semana de gravedad emocional, locura desatada, hipersensibilidad nunca antes vista. ¡Qué horror! Mujeres, ahora las entiendo. Hombres, a ustedes también. En fin, gracias a los valientes que me aguantaron (incluida yo misma) y se esperaron a ver si me suicidaba, los mataba o mejoraba. Sobreviví, sobrevivieron y estoy mejor. ¡Hurrey!

2.- Mi gata está enamorada. Sí, lo oyeron bien, ENAMORADA. No encamada, enamorada. De un gato gris deforme y horrendo, pero que parece buen muchacho. Viene en las noches a hacerse presente y platican toda la noche debajo de mi coche. Se darán uno que otro beso y cuando salgo en la mañana a decirle a Tinochis que ya entre, él me aúlla con todo el dolor del mundo, ella se despide y se duerme, esperando el encuentro nocturno. ¿Quién lo dijera? Mi bebita...

3.- Ya no voy a estar triste. Hoy me fui tempranito a correr al club. Me sigue pareciendo un misterio por qué ponen Mix FM para incentivarme a mover el tushi, pero pues como no llevaba mi súper nano, pues me tuve que soplar a Blondie. En fin, que mientras corría y pensaba y pensaba y pensaba, me empecé a sentir protagonista del comercial de Nike. Ya saben esa mona que va en medio de la lluvia, corriendo en una carretera, deshaciéndose de pensamientos y pendientes. Pues hagan de cuenta que ésa, sólo que con infinitamente menos velocidad y más impacto sobre las rodillas. Y me sentí otra vez contenta, como hace mucho no lo hacía. ¡Salió el sol, por fin salió el sol! (Y sí, me vale madres ser la mujer más cursi del mundo. Y sí, creo que se tienen que aguantar... digo, si se aguantan mis dramas...)