Navidad
Pues aunque el 80% de los lectores de este blogg sean grinchy, me dispongo a contagiarlos a todos con el espíritu navideño que hoy habita a full mi cuerpecillo. Ayer fue un día de sorpresas inesperadas. A pesar de amanecer con la melancolía que me invade conforme se van prendiendo las lucecitas en las ventanas y aparecen más niños en la calle pidiendo su navidad y demás, el día acabó perfecto. Resulta que el departamento de Recursos Humanos de mi trabajo es el hit y, además de regalarnos un panqué Bimbo (jajajaja), un tequila, un home theatre y un pavo.... me regalaron una taza con mi nombre. ¡Sí! Bueno, me di cuenta que tengo la edad emocional de una niña de tres años. Nadie podía creer mi emoción, mi cara de felicidad, cómo se la enseñé a todo el mundo, se la presumí a todo el que hablaba. Mi nombre, sin las faltas de ortografía que normalmente lo acompañan, ahí en mi taza del CEESP. De verdad que fui muy feliz, sobre todo porque no esperaba ninguno de los regalos. Y luego, en la noche fuimos a cenar rico con la botarga de cerdo, me la pasé muy bien, me reí mucho, escogí regalos que no tenía que dar yo, admiré unos que no voy a recibir y estuve muy muy contentea. Ahora sí, la Navidad ha llegado a mi modus vivendi y les deseo a todos lo mismo. Felicidades por las festividades. Que tengan muchos convivios y agasajos en los que les den regalos inesperados (con su nombre) y que tengan un muy muy buen año....