"Life seemed so unkind, a year ago today"
No fui yo la que se acordó de que fue justo hace un año, pero ahora ya no puedo dejar de pensar en la coincidencia de que justo mañana tenga cita con la cirujana oncóloga...y de que hubiera sido hoy.
De repente la vulnerabilidad y los sentimientos vuelven a ser sudados y llorados y respirados y negados, como si de purgar una condena se tratara. El miedo y la soledad que quería ser rebatida por amigos (Sof) y familiares (Iván), que estuvieron al pie del cañón cuidándome, parece haber regresado en estos días, buscando pretexto para infiltrarse en mi cabeza memoriosa.
Primero apareció la ansiedad que, por lo regular, no se asoma a las ocho de la mañana. Me acuerdo de haber estado abrazada al celular como si fuera a venir una llamada liberadora, esperanzadora, que no vino nunca. Un despertar aletargado, un calor desenfrenado, como el que debe sufrirse hoy en Mexicali. "No es cáncer" gritado a la cara y "te amo" susurrado al oído.
La tos reseca que no podía ser calmada. Las náuseas inminentes que no podían ser detenidas. Las alucinaciones que convertían todo el gris en negro. El dolor de la recuperación... y la depresión en la que me recargué para sonreir pronto.
Y ahí, mientras yo cubría mi vulnerabilidad con unas vendas avorazadas que no frenaban mi compulsión por vomitar cada cierto número (pequeño) de minutos, le declaré la guerra al cáncer de mama. Le gané la primera batalla de manera estoica... y supe que las mastografías y los ultrasonidos y las cicatrices que son cada día más tenues, serían las huellas de tan pírrica y temporal victoria. Año con año y día con día y tumor por tumor habría que recordarle al fantasma ése que le gané...